Este documento pretende ser un resumen de algunas discusiones interesantes plasmadas en el texto «Los prolegómenos» de Gilberto Gimenez, donde hace unas reflexiones sobre el uso de la perspectiva Marxista para la elaboración de un enfoque de estudio de la cultura.
Empieza describiendo atinadamente una característica particular del antropólogo, colocándolo como una categoría unitaria de estudiosos que su objetivo común es el de conocer las constantes y las especificidades de la condición humana, conocimiento que se considera alcanzable por medio de análisis comparativos. Dichos análisis puedes ser realizados incluso entre dos situaciones no similares siempre y cuando sus propias estructuras se analicen de forma aislada a su contexto, Las relaciones entre las estructuras son, por definición, además de recíprocas, simétricas. Y, en efecto, esta asunción teórico-metodológica es la que legitima el análisis por separado de las diferentes estructuras de la acción social y la que garantiza su objetividad.
Pero ¿hasta qué punto legitima la separación de un dato o de un conjunto de datos de su contexto? considera el autor, que además de que los estudios comparativos no deben ser la solución a todas las prerrogativas, es necesario formar un cuerpo teórico-epistemológico fundado en los siguientes puntos:
1. explicitación y motivación de las hipótesis sobre la relevancia de cada uno de los niveles fenoménicos dentro de los cuales se quiere situar la investigación de las constantes y de las especificidades;
2. recolección y clasificación de los datos;
3. búsqueda de las constantes y de las especificidades por medio de comparaciones intradisciplinares;
4. búsqueda de las constantes y de las especificidades por medio de procedimientos de comparación interdisciplinar.
Considera que la teoría Marxista además puede ayudar a plantear elementos para una teoría del conocimiento de la sociedad, sobre la cual fundar las metodologías de observación y de comparación aceptadas, dichos elementos basados en las consideraciones tanto de Marx como de Engels donde se plantean las relaciones de poder en una sociedad, como las contantes y especificidades en la elaboración de una teoría de la sociedad estudiada.
Antes de adentrarnos al tópico Marxismo-Antropología, el autor hace una parada en el tiempo en 1958, donde T. Tentori y un grupo de estudiantes, en preparación para el Primer Congreso Nacional de Ciencias Sociales de Milán, realizaron un documento que se convirtió en una especie de Manifiesto para la fundación de la cultura antropológica como una ciencia social autónoma en Italia. Para los autores del Memorandum, la cultura es, en lo substancial, mentalidad, concepción del mundo y de la vida desde una perspectiva fenomenológica, es decir, lo que vemos no es el objeto en sí mismo, sino cómo y cuándo es dado en los actos intencionales. El conocimiento de las esencias sólo es posible obviando todas las presunciones sobre la existencia de un mundo exterior y los aspectos sin esencia (subjetivos) de cómo el objeto es dado a nosotros.
El hecho de considerar a la cultura como un nivel fenoménico específico comporta necesariamente el reconocimiento de la existencia de otros niveles de organización de lo social, no reductibles al primero aunque relacionados con él. Lo que permite evitar los reduccionismos, incluso el reduccionismo culturológico, o sea la teoría según la cual cualquier sociedad o civilización se identifica con, o al menos está caracterizada por los sistemas cognitivo-evaluativos (conocimiento y normas) que le son propios, de modo que el estudio de las sociedades y de las civilizaciones sería reductible al estudio de sus sistemas de conocimiento y de normas.
El autor añade una crítica a este documento basada en 4 puntos, donde tomaremos sólo uno que nos liga al tema de Marxismo-Antropología: «falta en el Memorandum el problema del conflicto, de la sujeción de los seres humanos a otros seres humanos y, por lo tanto, del papel de la cultura en las relaciones de dominación, de sumisión, de explotación y de alienación» Y es en este hueco donde el Marxismo toma relevancia para integrar una teoría de estudio cultural, conceptualizándola literalmente como: «la cultura es el sistema cognitivo-evaluativo que en cada sociedad mediatiza para los sujetos sociales, individuales o colectivos, tanto la elaboración de la concepción de la realidad en su conjunto, como la construcción de la autopercepción; volviéndose de este modo parte integrante de la identidad de los sujetos, tal sistema se constituye como uno de los niveles de interacción entre estos mismos sujetos«. Esos sujetos definiéndolos en dos grupos, dominadores y dominados, y esa autopercepción de los dominados es en base a las leyes puestas por los dominantes.
Parte además el autor de una aseveración: «…En la sociedad contemporánea no existe realidad cultural alguna que pueda ser analizada en su actualidad fuera del marco general de las relaciones de dependencia entre áreas centrales y áreas marginales; entre áreas de concentración de capitales y tecnologías, y áreas periféricas de subdesarrollo; y entre áreas del poder y áreas de explotación. Por lo tanto es evidente que el Marxismo da unas bases solidas conceptuales para el análisis de la función de la cultura en las relaciones de dominación».
La antropología cultural de nuestros días no puede ser más que el análisis del papel que desempeña la conciencia en las relaciones de dominación, esto es, el análisis de la función de la cultura en las relaciones entre dominantes y dominados, entre explotadores y explotados. Además tiene el reto de integrar a sus cuerpos teóricos la aceptación de la desigualdad y por lo tanto de las relaciones sociales que la producen, por parte de los que se encuentran en desventaja dentro de la relación desigual, es decir, las clases y los grupos dominados, esa relación debe ser analizada de forma más integral, multidisciplinaria, donde la antropología debe echar mano de metodologías no propias, dejar de lado tradicionalismos mal fundados y aceptar de las demás disciplinas nuevos resultados y procesos.
El marxismo ofrece ante todo una teoría general sobre la que se puede fundar un método de investigación que postule que ninguna cultura puede ser comprendida prescindiendo del modo de producción de lo social y, por consiguiente, del sistema de relaciones sociales tomadas en su conjunto, propio de la sociedad en la que se halla inserta. Pero como teoría del conflicto social que tiene por fundamento los conceptos de alienación y de explotación.
Estas reflexiones tienen un fundamento bárbaro cuando leemos a Marx y Engels diciendo: «…Cada nueva clase que pasa a ocupar el puesto de la que dominó antes de ella se ve obligada, para poder sacar adelante los fines que persigue, a presentar su propio interés como el interés común de todos los miembros de la sociedad, es decir, expresando esto mismo en términos ideales, a imprimir a sus ideas la forma de lo general, a presentar estas ideas como las únicas racionales y dotadas de vigencia absoluta.»
Cuando imaginamos esta frase dicha en el contexto de mitad del siglo XIX, pareciera que aún tiene validez en nuestra contemporaneidad, entendiendo las sucesiones de poder en México, en el ambiente político, en el discurso, y en la práctica. En las relaciones mantenidas en el comercio internacional, donde la guía hegemónica de Estados Unidos es la voz dominante. Estas situaciones, y muchas más que vas sucediendo día con día, le dan una validez en el tiempo al enfoque Marxista como elemento en la formación de una teoría cultural. Fortalece la constante de relación de dominio o poder, como una variable fundamental a estudiar en un proceso cultural. Aunque también el Marxismo pone bases sólidas, sólo son conceptuales, áreas de conocimiento específicas como las finanzas, derecho, desarrollo de tecnología, mercados globales, etc. son los que en conjunto con un maco teorico social, darán como resultado una lectura atinada de la cultura, basada en los principios Marxistas de evolución social, que siguen siendo vigentes.
REFERENCIAS:
Gímenez, G. (2005). Teoría y analisis de la cultura. problemas teórico y metodológicos. México: CONACULTA–ICOCULT .
Saunders, G. R. (1984). Contemporary Italian Cultural Antrophology. Recuperado el 26 de 11 de 2010, de Annual Reviews: http://www.annualreviews.org/aronline
Amigo rich aunque no soy un experto en esta materia entiendo algo sobre diseño y me parece el artículo muy atinado con respecto a compartir la antropología con el diseño algo hermoso de verdad